Nace Emilio Barrenetxea a mitad del siglo pasado; años antes de los previsibles estudios y disipación descubre su primer libro, Simbad el marino y, a partir de ahí, nada podía ir decentemente, así que se hace marino y de ello trabaja unos años; ejerce después los más insospechados y disparatados oficios mientras viaja todo lo que puede (ahora pagando); va viviendo en las ciudades que se le antojan atractivas y de todas se harta hasta que paradójicamente se establece en el Baixo Miño hace ya casi seis años y todavía sigue ahí: para sorpresa de propios y extraños, logra jubilarse sin más daños.

En todo esto sólo hay un denominador común, que son dos: su amor por la mar y la lectura, que parece ser lo único que queda, así que este libro, Antología del mar en la literatura es un fin (que también son dos) y un pretexto: ayudar a los lectores de novelas sobre los marinos, sus barcos, sus vidas a bordo, los viajes, penurias y riquezas y, sobre todo, la mar, para que puedan comprender más fácilmente el lenguaje marinero tan arcano para el no iniciado y ofrecer a la gente de mar con ganas de leer sobre ellos mismos (las leyendas siempre son mejores que la realidad a bordo) una pequeña bibliografía sobre aventuras marineras de los pretéritos tiempos de la vela y la madera. Y, por otra parte como apunto arriba, un pretexto para que el autor siempre amante de los cuentos del mar, siempre curioso niño ante ellos, haya podido releer los libros que hace ya tantos años le subyugaron.