Los mejores títulos en poesía recibidos la semana anterior al confinamiento están haciéndose compañía mutuamente a la espera de que volvamos a abrir y que alguien se los lleve.

Este será mi premio y mi victoria.
Que una tarde, al leerme,
necesites buscar entre las páginas,
una rosa olvidada, que no existe.
Y al no encontrarla, silenciosamente,
te asomes angustiado a la ciudad,
y veas, por vez primera,
que el acero y los hombres son ceniza.
Que la brisa es un río de palabras marchitas.
Que siempre que se mira bien el mundo
se asiste al acabar de alguna cosa.
Y que a pesar de todo,
muy en el fondo, inexplicablemente,

es hermoso ser hombre hacia la muerte.


Un escritor reconocido. Un poeta desconocido. Este es un libro fruto del desorden y superviviente de las mudanzas, como reconoce Olga Lucas en su introducción a este texto. Después de varios años de un laborioso y exhaustivo proceso de revisón de los documentos que José Luis Sampedro dejó tras su fallecimiento en 2013, aún quedaban algunas cajas por explorar, que albergaban uno de los secretos mejor guardados de su autor.

Sabíamos que fue un novelista extraordinario, un prestigioso economista e intelectual, y ahora, gracias a este maravilloso hallazgo, descubriremos que también fue un magníco poeta aunque muy pocos supieran de su vocación.

La poesía llegó a su vida en un momento clave y supuso el despertar de su voz literaria, una pasión que no abandonó hasta el final de sus días y por la que sentía un enorme respeto. Movilizado en el frente -en ambos- pasó la Guerra Civil siempre acompañado de su diccionario y su libreta, la primera que acogió sus versos sencillos, elegantes y humanos, a la que seguirían otros cuadernos, folios escritos a mano o mecanografiados, corregidos sin cesar a lo largo de toda su vida y guardados en un sobre con la anotación Días en blanco. Este libro reúne cincuenta años de creación inédita y constituye una pieza esencial para entender el legado de su autor. Ahí­ reside la magia de este afortunado reencuentro con una faceta desconocida de nuestro querido José Luis Sampedro.

« En su poesí­a está José Luis Sampedro. En estado puro. Con toda su complejidad. Con toda su humanidad. Con todo su compromiso, con su tiempo y consigo mismo. Con toda su genialidad.» José Manuel Lucí­a Megí­as

 



En esta antología seleccionada por Andrés Amorós combina poemas bien conocidos (los de Garcilaso de la Vega, Gutierre de Cetina, San Juan de la Cruz, Lope) con otros, menos populares pero que merecen serlo: de Ibn-al-Zaqaq, Cristina de Pisan, Gil Vicente, John Donne, fray Damián Cornejo, Oliverio Girondo… Cada poema va precedido por una breve introducción y comentario, dirigidos a un lector no especializado, para situarlo en su contexto histórico. Los poemas se acompañan por las hermosas y delicadas ilustraciones de la artista francesa Lucie Geffré, que contribuyen al atractivo de un libro original y de muy grata lectura.

 

 

 

 



«He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas»

«12 poemas de Antonio Machado» es un recorrido por el legado del autor, desde la lírica modernista de sus primeros versos influidos por Rubén Darío, hasta la brevedad sentenciosa y chispeante de sus últimos libros. El amor y la muerte, el escepticismo y el desengaño, la preocupación por España y la guerra, y el paso inexorable del tiempo marcaron su vida y su obra.

 

 

 



 

 

Lorenzo Oliván reúne en esta Antología su creación de 1993 a 2018 a través de 77 poemas de seis libros y 5 inéditos.

La intensidad no dura.
Hasta la luz,
para poder pensarla,
sentirla como luz,
se aleja a cada instante de sí misma.

Quiero que te hagas noche,
que halles en ti la negación que afirma,

igual que en mi visión
se borra la raíz
para ser ella y otra,

para mirar más lejos,
para llegar más alto.

Nos hace falta olvido
sobre el que levantar lo memorable.

Las islas nos seducen,
pero también las percepciones islas.

«Las percepciones islas», Lorenzo Oliván