«El oído está atento como si quisiera escuchar el silencio. De pronto una música divina resuena en derredor: una ráfaga de viento ha pasado sobre las flores conmoviéndolas suavemente. Diríase que los dedos invisibles de un hada han rozado las cuerdas de un laúd; cada hoja lanza un suspiro, y multitud de notas se reúnen estremecidas y tímidas para proferir una queja tan apagada y tenue, que parece lamentarse de resonar…»

Benito Pérez Galdós

Es este un libro sobre la dimensión musical de Benito Pérez Galdós y de su obra. Un libro que ha sido posible gracias al riguroso y minucioso trabajo de investigación de Pedro Schlueter, que durante años ha recopilado correspondencia que el gran escritor mantuvo con músicos, libretistas y literatos, documentos que en su gran mayoría se encuentran custodiados hoy en la Casa-Museo Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria.

Galdós, que tocaba el piano y el armonio, sentía una especial predilección por Beethoven, debutó en Madrid como crítico musical, a los dos años de llegar a la ciudad y cinco antes de publicar su primera novela.

El reconocido estudioso de Galdós, Vernon A. Chamberlin, publicó un controvertido ensayo «Fortunata y Jacinta: A Symphonic Novel», que no ha sido traducido al castellano, en el que afirma que la estructura de la novela es una imitación de los cuatro movimientos de la Heróica de Beethoven. Al parecer sus argumentos no han sido suficientemente convincentes.

Jazzuela es un viaje musical a lo largo de la novela Rayuela de Julio Cortázar. Jazzuela es la fusión de jazz y Rayuela, la obra cumbre del escritor argentino Julio Cortázar, señalando la importancia que el jazz tiene en su novela. Para Cortázar el jazz simboliza la libertad, la espontaneidad, la negación de cualquier estructura y Rayuela sigue este esquema, ya que el autor nos sugiere varias propuestas de lectura para que podamos escoger libremente.
Este libro disco recoge las grabaciones de jazz y blues que están mencionadas en la obra: los capítulos del 10 al 18 concentrados en las actividades del Club de la Serpiente.

En Carpentier la música no es mera afición, entretenimiento placentero o erudición, sino que le vale como elemento estructurador de sus narraciones. Su prosa se produce, a menudo, con cadencias y ritmos de raigambre musical, y la incitación musical es explícita en algunos títulos de sus libros: Concierto barroco, La aprendiza de bruja, Oficio de tinieblas, La consagración de la primavera, El arpa y la sombra. No faltan los personajes que son músicos, como el protagonista de Los pasos perdidos.

En el mundo carpenteriano el arte sonoro aparece en calidad de tema o personificado; o está sin dejarse ver ni oír, como un modelo constructivo; o va punteando los momentos relevantes de las distintas historias.

Carpentier vivió la historia de la música en el siglo XX con atención punzante, y en algunos de sus episodios, como la vanguardia francesa y la polémica musical cubana, tuvo cierta participación. Trascendiéndose a sí misma, la música carpenteriana es el signo de lo inefable, una escuchable utopía poética vinculada con experiencias de lo sagrado.