Galdós a los 51 años de edad, retratado por Joaquín Sorolla.
Benito Pérez Galdós, nacido en Las Palmas de Gran Canaria  el 10 de mayo de 1843 está reconocido como uno de los grandes novelistas en lengua castellana al lado de Cervantes.
Décimo hijo de Sebastián Pérez, coronel del ejército, y de Dolores Galdós, se aficionó en su infancia por los relatos históricos que le narraba su padre.
Colabora en prensa local con cuentos y poemas mientras saca el título de Bachiller en el Instituto de La Laguna. El «trastorno emocional» que le produce la llegada de una prima suya al entorno familiar hace que su madre decida enviarle a Madrid a estudiar derecho.
En la universidad conoce a Giner de los Ríos que le introduce en el krausismo, frecuenta teatros y tertulias y acude al ateneo a leer a los principales narradores europeos en francés e inglés, allí conoce a Clarín.
En 1865 comienza a escribir en los periódicos La Nación y El Debate, así como en la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. En 1867 viaja a París a cubrir la Exposición Universal y vuelve con las obras de Balzac y Dickens, del que traduce, del francés, Los papeles póstumos del club Pickwick publicándolo por entregas en La Nación.
En 1868 es expulsado de Dechecho por su inasistencia a clases.
En 1870 publica su primera novela , La Fontana de Oro.
A partir de 1871, Galdós se aficionó a pasar los tórridos veranos madrileños en Santander, entorno con el que llegaría a identificarse hasta el punto de comprar una casa en El Sardinero, allí conoce al novelista José María de Pereda.
En 1873 comienza a publicar los Episodios nacionales, una crónica del siglo XIX que recoge la memoria histórica de los españoles a través de su vida íntima y cotidiana, y de su contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país.
La obra está compuesta por 46 episodios, en cinco series de diez novelas cada una (salvo la última serie, que quedó inconclusa), que arranca con la batalla de Trafalgar y llega hasta la Restauración borbónica en España.
Llevaba un vida acomodada en Madrid, viviendo primero con sus dos hermanas y después en casa de un sobrino, se levantaba al amanecer y escribía hasta media mañana, después paseaba por Madrid y se empapaba de las conversaciones y el sentir popular. Por la tarde leía clásicos ingleses, franceses y griegos, preferentemente Cervantes, Lope de Vega, Balzac, Shakespeare, Dickens y Eurípides.
En 1886 su amistad con Sagasta le lleva a entrar en el congreso como diputado por Guayama (Puerto Rico).
En 1887 se publica Fortunata y Jacinta, considerada una de las obras cumbres de la literatura española junto con El Quijote.
De 1891 a 1897, tras leer a Tolstoi deja de lado el naturalismo para escribir novelas más inclinadas hacia el espiritualismo (Torquemada en la cruz, Misericordia, El Abuelo)
Aunque escribió teatro desde joven (Quién mal hace, bien no espere (1861)), es en 1892 cuando se estrena en el Teatro de la Comedia de Madrid la primera obra madura de su producción teatral: Realidad, el éxito del estreno se sigue con otros más aunque su estreno más sonado es el de Electra en 1901, escándalo anticlerical por constituir un alegato contra los poderes de la iglesia y sus órdenes religiosas. En 1910 otro escándalo, esta vez político, con Casandra.
En 1897, a pesar de la oposición de los sectores más conservadores, es elegido académico de la Real Academia Española.
Representante en Cortes por las fuerzas republicanas de Madrid en 1907 presidió junto a Pablo Iglesias la coalición republicano-socialista en 1909.
Soltero empedernido, con fama de mujeriego pero celoso guardián de su vida amorosa, se le conoce una hija con Lorenza Cobián, y relaciones con la actriz Concha Morell y con la novelista Emilia Pardo Bazán.
En los últimos años de su vida reparte su tiempo entre el compromiso político y su actividad como dramaturgo marcado por la pérdida de la visión y las deudas.
En 1912 es propuesto al Premio Nobel de Literatura que no le es concedido, al parecer, por presiones desde la iglesia que no le perdona su ataque desde el texto de Electra.
El 20 de enero de 1919 se descubre en el parque del Retiro de Madrid una escultura erigida por suscripción pública. Por razón de su ceguera, Galdós pide ser alzado para palpar la obra y llora emocionado al comprobar la fidelidad de la obra que un joven y casi novel Victorio Macho había esculpido.
La madrugada del 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós, cronista de España por designación del pueblo soberano, fallece en su casa de la calle Hilarión Eslava de Madrid. El día de su entierro, unos 30.000 ciudadanos acompañaron su ataúd hasta el cementerio de la Almudena.
 «La España oficial, fría, seca y protocolaria, ha estado ausente en la unánime demostración de pena provocada por la muerte de Galdós.
La visita del ministro de Instrucción Pública no basta… Son otros los que han faltado…El pueblo, con su fina y certera perspicacia, ha advertido esa ausencia… Sabe que se le ha muerto el más alto y peregrino de sus príncipes»
José Ortega y Gasset