La situación provocada por el coronavirus ha hecho que nuestros niveles de estrés se hayan visto incrementados considerablemente y muchos nos estáis preguntando por libros de humor que nos alejen de malos pensamientos y nos den un poco de alegría. En esta y otras entradas del blog, que están en preparación e iremos publicando próximamente, os recomendamos algunos títulos, la mayoría de ellos disponibles en nuestras estanterías. Comenzamos con algunos clásicos del humor británico.

 

Noticia bomba!

Una confusión de identidad provoca que William Boot sea enviado como reportero a un país del África nororiental sumido en la guerra civil. A pesar de no haber salido apenas de la casa familiar en la campiña inglesa, el joven se prepara para abrirse camino en la jungla, orientarse entre las dunas del desierto o sobrevivir a cualquier catarata. Sin embargo, acabará con otros periodistas en el bar de un hotel, espantando moscas e inventando historias que puedan ser la noticia bomba que justifique sus gastos.

En esta novela, con el ritmo de una carrera de cien metros lisos, la trama parece salida de la imaginación de Billy Wilder y los diálogos de la pluma de los hermanos Marx. Podría hablar de las metáforas, de los tropos o de su crítica implícita al romanticismo o al colonialismo, pero eso traicionaría el espíritu de una obra que, ante todo, no aburre, ni en una coma, al lector.

 

¡Abajo el colejio!

Nigel Molesworth es un estudiante maléfico que vive interno en el Colegio de San Custodio, que tiene solo 62 alumnos y que, según Nigel, «fue construido por un lunático en 1836». Nada escapa a su ojo clínico, y suele encontrar poco tiempo para tostones como la biología o la poesía. Prefiere, sin embargo, saltarse las clases o hacer gamberradas con Peason, su mejor amigo, con quien protagoniza frecuentes expediciones interplanetarias, con Fotherington-Tomas, el tonto del grupo, o con Molesworth-2, su hermano pequeño, al que zurra en cuanto tiene ocasión.

Un clásico de la literatura inglesa más gamberra, divertida y genial, para todas las edades, y que se presenta en espléndida traducción de Jon Bilbao.

 

Hasta arriba

Cuanto más solemne y alta sea la cumbre que se quiere alcanzar, más divertidas y duras serán las caídas. Sobre todo si los alpinistas son: un médico que siempre está enfermo, un guía experto en orientarse que siempre se pierde, un lingüista que jamás entiende qué le dicen, un animador desanimado, un jefe a quien nadie (menos mal) hace caso, y decenas de botellas de champán (con fines medicinales).

“Hasta Arriba” es un clásico del humor británico y un libro de culto para varias generaciones de alpinistas y escaladores, además de un referente de la literatura de aventuras y montaña del siglo XX.

 

 

Mi familia y otros animales

Gerald Durrell combina en sus libros el retrato de gentes y lugares, la autobiografía y un insuperable sentido del humor. Mi familia y otros animales es sin duda su obra más conocida y celebrada.

Primera parte de su divertida trilogía de Corfú, que prosigue con Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses, la obra nos presenta una ágil y graciosa galería de personajes, como Larry -Lawrence Durrel, el futuro autor del «Cuarteto de Alejandría»- y sus estrafalarias amistades, mamá Durrell y su inagotable sentido común, o Spiro, el corfuano angloparlante, junto con toda una serie de animales retratados como sólo puede hacerlo quien a lo largo de toda una vida los ha considerado con inteligencia y ternura.

 

Y también

Reina Lucía, sátira sobre la pretenciosa y relamida burguesía rural británica escrita por E.F. Benson, nos presenta a la inimitable Emmeline Lucas (Lucía para los amigos), árbitro social y reina del pintoresco villorrio de Riseholme, que ve su trono peligrar con la aparición de Olga Bracely, una cantante de ópera sin escrúpulos. Para hacerle frente, contará con el apoyo de su fiel amigo, Georgie Pillson, un zangolotino de la mejor calaña, aficionado al cotilleo salvaje, al petit point y a las conversaciones en italiano macarrónico; o con su molesta vecina, Daisy Quantock, que revoluciona al pueblo entero cuando adquiere un «gurú» nativo de la India aficionado a las bebidas espirituosas de alta graduación, que introduce en la comarca la fiebre por el Yoga.

Henry Wilt, encadenado a un empleo demencial como profesor en un Politécnico, acaba de ver postergado su ascenso una vez más. Mientras, las cosas no marchan mejor en casa, donde su maciza esposa, Eva, se entrega a imprevisibles arrebatos de entusiasmo por la meditación trascendental, el yoga o la última novedad recién olfateada. Un día Eva conoce a los Pringsheim, una original pareja de americanos, que invitan al matrimonio Wilt a una fiesta. En ella se producen algunos pequeños incidentes, y a causa del malestar que le produce la situación, Wilt abandona el lugar, deja allí a Eva y se marcha a dar una vuelta. Cuando regresa a su casa, encuentra una nota de su esposa que le comunica que se va de viaje con los Pringsheim. Como se ha acabado el papel higiénico, utiliza la nota para uso propio arrojándola posteriormente al inodoro. Y comienzan los problemas, Eva ha desaparecido y él no puede demostrar que está con los Pringsheim…

 

Júbilo matinal. Una hermosa mañana, cuando Bertie Wooster, cegado por el júbilo que le producía la bondad del clima, aceptó pasar unos días lejos del mundanal ruido, en Steeple Bumpleigh. No sabía el muy urbano Bertie que se hallaba a las puertas de una de las épocas más tormentosas de su vida. Porque en la residencia de tía Agatha que afortunadamente estaba ausente, se encontraban nada más y nada menos que Florrie, una antigua novia de Bertie; Stilton Cheesewright, el novio actual que, claro está, odiaba al antiguo, o sea a Bertie; Lord Worplesdon, que le odiaba aún más, y Edwin; el joven explorador hijo del lord, de quien lo más elogioso que podía decirse es que era una ofensa para el paisaje. Menos mal que para neutralizar tan malas vibraciones, también estaban allí la simpática Zenobia Hopwood y Boko Fittleworth. Y el inefable Jeeves, el mayordomo modélico capaz de convertir una posible catástrofe en un enredo de lo más regocijante.