Cien años después del mítico viaje de Lord Byron por Albania, la viajera Edith Durham vuelve a recorrer las misteriosas tierras balcánicas que entonces, a principios del siglo XX, y todavía bajo el dominio del Imperio otomano, se conocían como el Cercano Oriente.
Muy pocos extranjeros se habían adentrado en la región de las altas montañas albanesas, en sus límites con los territorios de los actuales Montenegro y Kosovo.
Cuando Durham las visita, aún persistían estructuras sociales y costumbres medievales ya perdidas en otras zonas de Europa, por lo que su testimonio es hoy una fuente enormemente valiosa para reconstruir el pasado de esta región.
Así, Las tierras altas de Albania constituye un documento imprescindible, un apreciado clásico para los historiadores de la antropología y etnografía balcánica.
Durante veinte años, esta viajera y estudiosa británica visitó incansablemente estas geografías a las que dedicó varios libros.
Hoy, a las puertas de una posible entrada de Albania en la Unión Europea, lo que no ha variado es el desconocimiento que aún tenemos de un país que siempre ha formado parte de nuestra historia.
La lectura de esta obra de Edith Durham —«la reina de las montañas», como fue apodada cariñosamente— nos puede enseñar mucho.