El título de estas memorias procede de unos versos de Miguel Hernández: «…
un día / se pondrá el tiempo amarillo / sobre mi fotografía».
A través de más de 600 páginas, pese a que el autor dijo una vez que no le gustan nada los libros gordos y que «es mucho mejor no fiarse de las memorias», El tiempo amarillo brinda al lector una mirada muy personal sobre varias décadas de nuestro país, y también sobre sí mismo.
En ella analiza su vida como colegial, cómo adquirió conciencia de clase, sus intereses políticos o hasta las memorias que tomó como referencia para escribir las suyas.